Yo no soy de un país, soy de un patio,
El patio de una casa pequeña de coloridas paredes,
De plantas con flores en las esquinas y enredaderas que suben por las columnas,
Acogida bajo la sombra de los árboles, y arrullada por el canto de las aves.
Hablamos de una casita de tierra caliente, en donde el tiempo pasa despacio y el sol la abraza todos los días.
Una casita en donde el viento silva cuando se cuela por las ventanas, y se puede observar a la luna danzando junto a las estrellas en la noche
En donde los sueños caminan por las habitaciones, y el corazón palpita del pórtico al patio,
El sueño de un lugar propio, levantado con el esfuerzo de los años,
Un trocito de país al que puedes llamar tuyo, en el que te siente tuyo.
Un trocito de país
Yo que voy soñando
Yo voy soñando los caminos de este pueblito viejo cada paso al andar
Yo que sueño con casitas de colores, aceras sucias y en la gente al pasar
Yo que sueño con la vereda, el aire que corre y el olor dulce del cañal.
Yo sueño con el canto de las aves, en las mañanas verdes y tu voz al cantar
Yo que sueño con tus mejillas rosadas, y tu sonrisa linda que aviva el trigal
Yo que sueño con los que partieron, pero nunca partieron de verdad.
Yo que voy soñando con tus labios rojos como las manzanas dulces del ramal.
Yo que me piedo en mí mismo y gracias a ti me vuelvo a encontrar
Yo que creo poder con todo, pero en realidad soy sensato, la verdad.
Yo que sueño que vuelves con esa sonrisa tan linda a mi portal
Yo que sueño, y que sueño, y por más que te sueño no estás
Yo que sueño mucho y por ello me piero al caminar
Yo que no conozco camino pues no paro de soñar
A ella le gustan los hongos y las cuestiones del universo, la música de tonar lento, y las estrellas del firmamento.
Ella se escapa a cualquier medida, pues no parece que tenga regla. Se ve tan linda por la avenida, con su carita roja y risueña.
Y es que es tan bella y es que es tan linda, que no parece de este planeta, Viene del cielo (seguramente) porque es divina, pues se asemeja a una estrella.
Galaxia eterna, morena linda, de ojos radiantes, mirada tierna, Un sol que muere en lejanía, desangrando el cielo con su belleza.
En el horizonte de su mirada, se ve factible la utopía,La vida se torna de color rosa, de ojos marrones, y suave risa.
Ella es poesía, ella es poema, de verso libre, sin estructura,Fugaz cometa de larga estela, que vuela libre sin ataduras.
A Camila
Ódiame
Si pudiera contar mi desventura, Sin derramar con ello una lagrima ufana, Para aparentar que la odio con locura, Cuando en verdad pienso en ella cada mañana.
Le desearía todo el mal para que sufra, Para que sienta lo que en estos días yo he sentido, Mas le deseo la felicidad más absoluta, y que nunca haya sombra en su vestido.
La odio, aunque la ame al mismo tiempo, Y la odio aún más por no poder odiarla, La maldiga con furia en mis adentros, Porque a pesar de todo no hago más sino es amarla.
Por ello mi venganza es el olvido, Que irán gestando las lunas y los soles, No habrá en el mundo jamás ni por esquivo, Un amor que arda igual como es el mío En esta tierra de mortales hombres.
Porque no dices lo que sientes, si te delata tu mirada, que, aunque te quedes callada, habla sin tener dientes.
Porque tus ojos morena, son como noche de luna, alumbrando entre la bruma, como faro en mar ingente.
Siempre hallo en tus ojos, una galaxia distante, y de fulgor centellante, avalancha de sentimientos.
Sonrisa que lleva el viento, que se mueve como veleta, alborotada e inquieta, cuan juguetón pensamiento, como impacto violento, cuan verso de poeta.
Tu mirada
Diego Fernando Diaz Rada
Estudiante de Historia