Ibagué, la encantadora ciudad musical de Colombia, no solo se destaca por su riqueza cultural y su vibrante vida cotidiana, sino también por sus singulares problemáticas urbanas. Entre las situaciones curiosas y, a menudo, preocupantes que enfrentan sus habitantes, se encuentra una práctica que ha captado la atención de muchos: el fenómeno de recoger el excremento de los perros en bolsas para luego dejarlas tiradas en postes o en cualquier otro lugar inapropiado.
El Comportamiento Contradictorio
Recoger el excremento de las mascotas en bolsas es una práctica responsable y necesaria para mantener la higiene y la estética de las calles de Ibagué. Sin embargo, dejar esas mismas bolsas abandonadas en la vía pública anula completamente el esfuerzo inicial. ¿Qué motiva a algunas personas a adoptar este comportamiento contradictorio?
Cabe aceptar que la falta de cestas de basura es un tema importante para tratar en este caso. Tener más basureros en áreas estratégicas ayuda a mitigar esta acción. Lo que no hay que negar es que, sobre la acción, no existe ninguna excusa para no llevar el desecho de nuestras amadas mascotas a nuestras propias cestas de basura. Aprovechando el espacio: tampoco es excusa para botar ninguno de nuestros desechos al piso. Menos cuando en cada esquina hay un negocio en el cual hay basureros.
Las bolsas de excremento abandonadas no solo representan un problema estético, sino también ambiental. Los plásticos utilizados en estas bolsas tardan años en degradarse, contribuyendo a la contaminación y al riego de afectación a nuestra salud. Además, la presencia de estas bolsas en la vía pública se percibe como una falta de respeto hacia los espacios comunes.
Es muy difícil pensar en cuán alto se encuentra el nivel de falta en nuestra conciencia social e individual, solo pensando en qué puede pasar por nuestra cabeza cuando pensamos en dejar la bolsita ahí en un poste cualquiera, esperando, o tal vez sin esperar, a que otro la recoja. Amamos nuestros perros, eso pienso yo, porque los sacamos a que paseen y defequen fuera de nuestros hogares, pero odiamos llevar la bolsa hasta nuestras casas para botarlos en nuestros propios desechos; muchos más desechos. Incluyendo la bolsa que dejamos tirada en el poste.
Acciones para el Cambio
Entre las acciones más efectivas se incluyen:
- Aumentar la Disponibilidad de Contenedores de Basura: Instalar más basureros en áreas estratégicas puede facilitar a los dueños de mascotas la correcta disposición de las bolsas.
- Campañas de Educación Ciudadana: A través de campañas informativas en redes sociales, medios de comunicación y actividades comunitarias, se puede concienciar a los ciudadanos sobre la importancia de mantener las calles limpias.
- Sanciones y Multas: La implementación de sanciones para aquellos que no cumplan con las normas puede servir como un disuasivo efectivo. Sin embargo, es crucial que estas medidas se acompañen de una infraestructura adecuada que permita cumplir con las normas de manera práctica.
La paradoja de recoger el excremento de los perros en bolsas para luego dejarlas abandonadas en postes es un reflejo de una responsabilidad asumida a medias. Como ciudadanos, tenemos el deber de cuidar y respetar nuestros espacios públicos en su totalidad. Adoptar prácticas responsables no solo mejora la calidad de vida en nuestros habitantes, sino que también muestra un compromiso real con el bienestar de nuestra comunidad y el medio ambiente.
En Ruta Divergente, nos comprometemos a seguir explorando y discutiendo las dinámicas sociales que afectan a nuestras ciudades. Invitamos a nuestros lectores a compartir sus experiencias y a sumarse a la conversación para encontrar soluciones conjuntas a estos desafíos urbanos.
Si tienes alguna experiencia o comentario sobre este tema, te invitamos a compartirlo abajo. Juntos podemos hacer de Ibagué un lugar más limpio y agradable para todos.
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Nota del autor: Este artículo se basa en observaciones locales y contribuciones de la comunidad. Agradecemos a todos aquellos que participaron y compartieron sus experiencias.
Jhonatan Andrés Rusinque Mora
Periodista DiverGente